Qué hacer cuando alguien muere

Establezca refugio y bodhichita
Cuando un ser humano o un animal muere en nuestra presencia, debemos dejar de lado nuestro impacto, pesar y otras emociones o actividades que nos distraigan y pensar: “Voy a dar mi apoyo a quien acaba de morir, pues el momento de tránsito en que se encuentra es una oportunidad de liberación.” Debemos tener confianza en las bendiciones de nuestro linaje espiritual, en nuestra compasión, en los medios hábiles de nuestra meditación y en el karma positivo del fallecido. El propio hecho de estar presentes en tal momento ya indica una interdependencia kármica. Así­, buscamos refugio e invocamos el poder de nuestra intención y nuestro entrenamiento espiritual.

De unos golpes en lo alto de la cabeza
Si es posible, golpée levemente en el chakra de la coronilla del fallecido para direccionar hacia arriba su conciencia sutil. Evite tocar otras éreas del cuerpo, especialmente la planta de los pies, para evitar un movimiento hacia abajo de la conciencia, lo que sería desfavorable. Sin embargo, si usted no puede evitar que otros manipulen el cuerpo, no pierda tiempo en discusiones. En cambio, ponga en práctica su método con total atención.

Susurre al oído
La audición es el último de los sentido en parar de funcionar, por esto es útil susurrar en el oído del fallecido: “Ahora que has dado tu último aliento, dirige tu mente hacia tu naturaleza absoluta de sabidurí­a y compasión.” También es beneficioso susurrar mantras, especialmente el mantra de Amitabha o el mantra dharani largo de Akshobia, una vez que el fallecido a dado su último suspiro. Si la persona no fuera budista, tal vez sea preferible hacer una recitación mental y en silencio.

P’howa y la meditación de Tara Roja para los Muertos

Si usted ha realizado el entrenamiento de p´howa de los Tres Reconocimientos de Amitabha, debe iniciar la práctica de transferencia lo antes posible. Así­ como la recitación de mantra, la práctica de p´howa puede ser realizada en voz baja o en silencio o, de ser necesario, incluso en otra habitación. También es muy eficaz hacer la meditación de Tara Roja para los fallecidos que se incluye en la práctica concisa de Tara Roja. Esta práctica, escrita por S.E. Chagdud Tulku Rinpoché, es también una práctica de transferencia en el sentido de que a través de ella fundimos la conciencia del fallecido con la mente iluminada de Tara, que encima de su cabeza tiene presente a Amitaba, el Señor de la familia del Loto. No obstante, para realizar esta práctica es necesario tener iniciación de Tara Roja.

Otras oraciones y meditaciones para el momento de la muerte
Muchas sadhanas largas contienen oraciones especiales para la transición del momento de la muerte que no requieren iniciación. Al final de la sadhana de phowa hay una oració a Amitabha; al final de Lluvia de Bendiciones se encuentra “Yeshe Sanglam” a Gurú Rinpoché. Memorizar o mantener consigo estas oraciones será de mucha utilidad, pues no tenemos cómo saber cuando vamos a necesitar. Las oraciones al gurú y a la deidad de meditación apoyan la transición del fallecido al rodearlo con un ambiente de fenómenos puros. La dedicación del mérito generado por la práctica crea todaví­a más beneficios.

Avisar a los lamas, a las sanghas y a otros practicantes
Con el fin de concentrarnos en la práctica al momento de la muerte, podemos delegar a otros la tarea de avisarles a los mentores espirituales, amigos y parientes. El momento de la muerte puede provocar mucha actividad, y nuestra mayor prioridad, como practicantes, debe ser enfocarnos ofrecer aquello que pueda traer mayor beneficio. Si usted pide que alguien que le avise a lamas, a sanghas y a practicantes en retiro, debe mandar sin demora e-mails con el nombre y edad de la persona, la relación de ella con usted, y el lugar y circunstancias de la muerte. Sería apropiado hacer ofrendas en nombre del fallecido y patrocinar lamparillas y ceremonias especiales. Las sanghas colocarán el nombre del fallecido en sus listas de oraciones, y éste nombre será leí­do cuando realicen la práctica de Tara.

Nunca es tarde…
Algunas prácticas -como la de phowa y las ceremonias tradicionales para los fallecidos durante los 49 días después de la muerte- deben ser realizadas dentro de un perí­odo determinado. Hay otras prácticas, sin embargo, que siempre podremos realizar, con tal que recordemos al fallecido. Entre ellas están las prácticas Akshobia, la ofrenda de sur, el patrocinio de tsogs en nombre del fallecido, contribuciones en su nombre para instituciones que desarrollan proyectos humanitarios o espirituales, o salvar vidas de animales que de otro modo morirían enseguida. El mérito de nuestras ofrendas beneficia a los fallecidos dondequiera que hayan renacido. Si hubiesen despertado al estado búdico, el mérito consuma su intención.

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